En el Antiguo Testamento
la unción era un rito practicado con personas destinadas por Dios para cumplir
una obra importante en el contexto de la historia salvífica de Israel: reyes,
sacerdotes, profetas y jueces fueron ungidos
con este propósito y sus historias son ampliamente conocidas en el mundo
cristiano. ¿Alguna vez usted ha escuchado de unciones para la cobertura periodística?

La
publicación de un titular polémico en un medio de comunicación escrito provocó
la medida orientada por el mando superior de la entidad y a partir de este
momento se trató de construir una suerte de apartheid en contra de los
periodistas que redactarán noticias consideradas non grata.
El
Dircom esgrimió los perjuicios en términos de acceso a la información y
relaciones mediales para la entidad, sin embargo no hubo receptividad en el
funcionario. La lista de unción se solicitó una y otra vez antes de cada nueva
conferencia de prensa, hasta que concluyó el periodo del ministro de gobierno.
No cabe duda que esta es
tan solo una pequeña muestra de algunas prácticas que atentan contra el acceso
a la información pública y que a su vez conlleva a la reflexión sobre las
responsabilidades y deberes del Dircom, en un entorno donde no siempre prevalece
un sano equilibrio entre el derecho de acceso a la información y la política de comunicación de la entidad.
La exclusión de
periodistas en conferencias de prensa y el socavamiento en sus mismos medios de
comunicación son algunas de las prácticas resultantes de la intolerancia para
con la libertad de información o el autoritarismo del mando superior en ciertas
organizaciones.
Ante situaciones de esta índole,
el Dircom deberá tratar en lo posible de facilitar el acceso a la información valiéndose
de su inteligencia, creatividad, ética y profesionalismo. Por ello, aunque resulte molesto: Pase la lista,
pero cumpla su deber, en los ripleys cotidianos del acceso a la información.
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