Los departamentos de recursos humanos cumplen con la función
de gestionar el talento profesional en las organizaciones. Una de las principales tareas de estos es el
reclutamiento y selección de personal para captar profesionales competitivos. ¿Cómo
lo están haciendo en Nicaragua? Quizás
bien o mal. De cualquier modo, una gestión adecuada o inadecuada, tendrá sus
implicaciones en la reputación de una institución o empresa X.

Teniendo como base la socialización de experiencias de algunos profesionales
en relaciones públicas, es posible ilustrar
las siguientes situaciones en un contexto de aplicación a posiciones de comunicación
organizacional en empresas privadas, organismos no gubernamentales y agencias
de cooperación internacional del país:
- Jamás se recibe confirmación sobre la recepción del CV y documentos adicionales.
- No se es seleccionado para concursar en el proceso y la respuesta es un silencio prolongado.
- Llamadas o correos electrónicos al departamento de Recursos Humanos que tampoco tienen respuesta.
- Se hacen las pruebas sicométricas y entrevistas, resultados favorables y generación de expectativas; pero nuevamente el silencio.
- Una entrevista con matices excluyentes, sos mujer, sos muy joven, sos muy viejo, estás sobrecalificado.
- El responsable bonachón o bonachona de recursos humanos, te da largas, largas y más largas pero nunca te dice la verdad.
- En muchos casos es posible que la posición tenga nombre y apellido, la convocatoria en las páginas amarillas es puro formalismo.
Lógicamente cada organización tiene
sus políticas de reclutamiento y esto deber ser asumido por el aplicante no
seleccionado. Sinembargo, los departamentos de recursos humanos
deberían esforzarse por ser más transparentes, amables y comunicativos, en fin
“profesionales”. Nunca está demás una carta de agradecimiento por tu interés en
ser miembro de una organización, pero lo más seguro es que nunca la vas a tener
en tus manos.
De modo particular, en un mercado
laboral bien deprimido, con exceso de oferta y poca demanda, las empresas muestran un alto déficit de
sensibilidad hacia los profesionales desempleados o aquellos que andan en
búsqueda de una nueva oportunidad de desarrollo profesional y eso que muchas de
estas se llenan la boca con su compromiso de responsabilidad social
empresarial. ¡Qué malas relaciones
públicas!
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