martes, 8 de junio de 2010

RSC: Buenas Intenciones o Artificios Empresariales. Por Martín Urcuyo

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es un tema de moda en los últimos años con la puesta en marcha de proyectos económicos, sociales y ambientales de impacto en la comunidad, en manos del gran empresariado nicaragüense, particularmente del sector financiero a través de los consorcios Grupo Pellas, Lafise Bancentro y Citi y compañías de telefonía celular como Claro y Movistar, entre otras.

No cabe duda que en un país aquejado por la pobreza galopante y rankeado en las estadísticas internacionales de indigencia como el segundo más pobre de América Latina, toda dádiva es bienvenida para la población. Sin embargo, la RSC debe verse con ojo crítico, porque como dice el refrán: No todo lo que brilla es oro.

Según los especialistas, la RSC se basa en la contribución activa y voluntaria de las empresas al desarrollo social, económico y ambiental, como parte de su modelo de negocios en procura de diferenciación y competitividad, lo cual es permisible.

La RSC ha sido promovida con buen suceso por empresas de Europa y Estados Unidos, yendo más allá del puro asistencialismo y brindando la posibilidad de empoderamiento a las comunidades beneficiadas por los proyectos, a partir de una visión: desde las empresas, con y para las personas de un entorno geográfico poblacional.

Sin embargo, más allá del altruismo está claro que la magnanimidad de las empresas tiene como propósito granjearse el reconocimiento de la comunidad, la fidelización de la marca y el fortalecimiento de la imagen corporativa, entre otros fines instrumentales del marketing y las relaciones públicas corporativas, consustanciales para la sobrevivencia de las empresas en el mundo competitivo de hoy.

Fijando la mirada en el contexto nicaragüense, las acciones de responsabilidad social son contradictorias para algunas de las empresas mencionadas anteriormente, cuando miles de tarjetahabientes tienen embargados sus salarios al estar imposibilitados de pagar las altas cuotas infladas por los intereses leoninos o cuando centenares de clientes reciben un servicio de telefonía celular, cable o internet de mediocre calidad. En pocas palabras se borra con la mano izquierda lo actuado con la mano derecha.

No es posible cerrar la reflexión con un juicio definitivo sobre la actuación de las empresas en materia de RSC en Nicaragua, empero habrá que responder a la siguiente interrogante: ¿RSC: Buenas Intenciones o Artificios Empresariales.?

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