Pregunta obligada en muchas empresas: ¿Cómo lograr que la gestión de la
comunicación interna involucre a las áreas encargadas de gestión humana y
comunicación o RRPP? Aquí hay una primera mirada, básica si se quiere,
que puede dar luces sobre el tema, aclarando eso sí que no se trata en
absoluto de alguna fórmula que resuelva el problema: cada empresa le
dará un tratamiento a este reto de acuerdo a sus políticas y
particulares visiones del tema.
En primer lugar, debemos partir de los objetivos estratégicos que tiene la comunicación interna en la empresa. Ellos son: Fortalecer la Identidad corporativa (es decir, impulsar el conocimiento adecuado de lo que ha sido, es y será la organización); fortalecer la reputación corporativa entre los empleados (es decir, impulsar a que los empleados tengan una valoración positiva de lo que la empresa hace, de su gestión social, de los programas dirigidos a mejorar la calidad de vida de los empleados); e impulsar la apropiación de los fundamentos de la cultura organizacional (es decir, impulsar el afianzamiento de los valores y principios de la empresa entre los empleados, lo cual debe reflejarse finalmente en su comportamiento y en su relación con otros empleados y con sus clientes).
Esos tres retos involucran siempre al área de gestión humana:
1. Identidad: El primer escenario que habitualmente tiene un empleado para conocer integralmente la organización es el proceso de inducción, habitualmente organizado y gestionado por el área de gestión humana. Aunque la responsabilidad operativa es de ellos, la Gerencia de comunicación debe direccionar el discurso que allí se entregue, de modo que se garantice que se están dando a conocer los aspectos esenciales del pasado, el presente y futuro de la organización. Este discurso incluye componentes como: ¿Qué es la empresa? ¿Cuáles son los atributos de reputación que los empleados deben proyectar? La inducción además es un proceso que debe ser permanente. Los diferentes medios de comunicación deben servir de apoyo para que permanentemente, a través de cápsulas, se mantenga una información vigente sobre el tema.
2. Reputación: La gestión de la reputación es una responsabilidad de muchas áreas en la empresa. No obstante, en algunas ocasiones se le asigna directamente a comunicación el reto de gestionarla, sobre todo cuando el más importante de sus atributos es el de la Responsabilidad social empresarial. No obstante, hay que tener en cuenta que la reputación interna se construye desde los programas que impulsa la compañía para mejorar la calidad de vida de los empleados. Debe ser una tarea conjunta entre las dos áreas comunicar estratégicamente todo aquello que sirva para fortalecer el clima laboral y mejorar el nivel de certidumbre de los empleados.
3. Cultura organizacional: El afianzamiento de los valores y principios de la organización también compete, en muchas ocasiones, al área de gestión humana. No obstante, hay que entender dos principios esenciales del proceso de afianzamiento de la cultura organizacional. El primero, la cultura debe ser impulsada desde la comunicación, se afianza en ella y se masifica a través de ella. No obstante, el segundo principio dice que se construye en el comportamiento de los empleados y directivos. Y esas conductas deben ser motivadas y dirigidas por el área de gestión humana, a través de procesos de capacitación.
Lo anterior refleja la necesidad de una interacción entre las dos áreas. Comunicación se convierte por lo tanto en un punto de apoyo pues la labor de gestión humana no puede construirse, afianzarse y consolidarse si no se comunican de manera estratégica y direccionada los mensajes que deben afianzarse en los tres frentes: identidad, reputación y cultura.
En primer lugar, debemos partir de los objetivos estratégicos que tiene la comunicación interna en la empresa. Ellos son: Fortalecer la Identidad corporativa (es decir, impulsar el conocimiento adecuado de lo que ha sido, es y será la organización); fortalecer la reputación corporativa entre los empleados (es decir, impulsar a que los empleados tengan una valoración positiva de lo que la empresa hace, de su gestión social, de los programas dirigidos a mejorar la calidad de vida de los empleados); e impulsar la apropiación de los fundamentos de la cultura organizacional (es decir, impulsar el afianzamiento de los valores y principios de la empresa entre los empleados, lo cual debe reflejarse finalmente en su comportamiento y en su relación con otros empleados y con sus clientes).
Esos tres retos involucran siempre al área de gestión humana:
1. Identidad: El primer escenario que habitualmente tiene un empleado para conocer integralmente la organización es el proceso de inducción, habitualmente organizado y gestionado por el área de gestión humana. Aunque la responsabilidad operativa es de ellos, la Gerencia de comunicación debe direccionar el discurso que allí se entregue, de modo que se garantice que se están dando a conocer los aspectos esenciales del pasado, el presente y futuro de la organización. Este discurso incluye componentes como: ¿Qué es la empresa? ¿Cuáles son los atributos de reputación que los empleados deben proyectar? La inducción además es un proceso que debe ser permanente. Los diferentes medios de comunicación deben servir de apoyo para que permanentemente, a través de cápsulas, se mantenga una información vigente sobre el tema.
2. Reputación: La gestión de la reputación es una responsabilidad de muchas áreas en la empresa. No obstante, en algunas ocasiones se le asigna directamente a comunicación el reto de gestionarla, sobre todo cuando el más importante de sus atributos es el de la Responsabilidad social empresarial. No obstante, hay que tener en cuenta que la reputación interna se construye desde los programas que impulsa la compañía para mejorar la calidad de vida de los empleados. Debe ser una tarea conjunta entre las dos áreas comunicar estratégicamente todo aquello que sirva para fortalecer el clima laboral y mejorar el nivel de certidumbre de los empleados.
3. Cultura organizacional: El afianzamiento de los valores y principios de la organización también compete, en muchas ocasiones, al área de gestión humana. No obstante, hay que entender dos principios esenciales del proceso de afianzamiento de la cultura organizacional. El primero, la cultura debe ser impulsada desde la comunicación, se afianza en ella y se masifica a través de ella. No obstante, el segundo principio dice que se construye en el comportamiento de los empleados y directivos. Y esas conductas deben ser motivadas y dirigidas por el área de gestión humana, a través de procesos de capacitación.
Lo anterior refleja la necesidad de una interacción entre las dos áreas. Comunicación se convierte por lo tanto en un punto de apoyo pues la labor de gestión humana no puede construirse, afianzarse y consolidarse si no se comunican de manera estratégica y direccionada los mensajes que deben afianzarse en los tres frentes: identidad, reputación y cultura.