El
Día Mundial del Medioambiente se celebró en Nicaragua y todo el mundo una vez
más el pasado 5 de junio. La ocasión fue propicia para que empresas e
instituciones públicas reiteraran su compromiso con la preservación del
medioambiente. Como seguimiento a su estrategia de responsabilidad social
corporativa, la minera B2 Gold organizó
un concurso de manualidades con material de reciclaje para estudiantes en la
localidad de la Mina El Limón, departamento de León.
Por default, ya resulta usual en
los programas de relaciones públicas de empresas incorporar iniciativas en pro
del medio ambiente. Ahora, lo novedoso, es que trascendiendo la esfera de la
responsabilidad social, una nueva visión de la comunicación organizacional y
las relaciones públicas atribuye como función
de estas materias, el management de la comunicación ambiental.
El especialista holandés en comunicación
Cees van Riel es el propulsor de este nuevo enfoque, seguramente influenciado
por la problemática del calentamiento global. En su libro, Comunicación Corporativa,
plantea que la comunicación ambiental debe asumirse como “política instrumental dirigida a realizar
la estrategia ambiental de la organización informando, convenciendo y motivando
a públicos objetivos internos y externos, y asegurando su participación”
Según van
Riel, “esto significa, por un lado permitir que los públicos objetivo
contribuyan al cuidado ambiental dentro de la compañía y, por otro lado,
establecer una imagen ambiental conveniente entre públicos objetivo externos,
coordinando actividades de comunicación”. A partir de tales premisas, concluyo
que contamos ahora con un nuevo campo de las relaciones públicas especializadas,
las relaciones públicas verdes.
Desarrollar
relaciones públicas verdes conlleva una responsabilidad crucial para los
comunicadores organizacionales y relacionistas públicos, al incidir en las
políticas de la organizaciones con la incorporación del componente medioambiente
en los planes estratégicos de comunicación. Si hay esfuerzos en este sentido,
la verdad son encomiables, pero en definitiva se debe emprender una campaña de
sensibilización en el gremio de comunicadores y relacionistas públicos para promover
la adopción de esta nueva función en la comunicación organizacional.
La verdad
que incomoda de Al Gore es una realidad inminente que presagia la destrucción
del ecosistema mundial. Ante esto, y en el ejercicio de una profesión solidaria,
nos enfrenta el reto de hacer relaciones
públicas verdes efectivas que marquen la diferencia y contribuyan a salvar el
planeta. Alea iacta est. La suerte está echada.
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